Un investigador de la Universidad de
Twente en Holanda, ha desarrollado un nuevo dispositivo de memoria
óptica el cual está hecho de tungsteno y nitruro de silicio y que afirma
puede almacenar datos con seguridad total por periodos de tiempo
extremadamente largos, de hasta mil millones de años.
Los discos duros son sumamente
susceptibles a campos magnéticos externos y fallos mecánicos, y tienen
una duración máxima de alrededor de 10 años; de forma similar los CD,
DVD y memorias USB también tienen su propio talón de Aquiles.
El investigador Jeroen de Vries de la
Universidad de Twente se dedicó a resolver este problema mediante el
diseño de su propio dispositivo de almacenamiento. En cuanto a los
materiales seleccionó el tungsteno, el cual puede soportar temperaturas
extremadamente altas, encapsulado en nitruro de silicio, una sustancia
altamente resistente a las fracturas que experimenta poca deformación
cuando se somete a elevados niveles de calor.
El disco, de acuerdo a Vries, es tan
resistente que puede almacenar datos importantes sobre la raza humana y
conservarlos mucho después de su extinción, para el beneficio de
cualquiera que pueda encontrarlo (por supuesto, suponiendo que los
extraterrestres, robots o cualquier otro sepa como decodificar la
información contenida en el disco en primer lugar).
En el interior del dispositivo, la
información es almacenada mediante el grabado de códigos QR en el
tungsteno – los cuáles pueden ser decodificados fácilmente por los
smartphones de la actualidad. Este método es bastante resistente debido a
que la información aún se mantiene preservada después de que hasta un
siete por ciento de los datos han sido comprometidos. Cada pixel del
código también contiene un segundo conjunto de códigos QR mucho más
pequeños, con pixeles de unos pocos micrones de tamaño.
Para conocer el tiempo que el
dispositivo es capaz de retener la información, de Vries se basó en el
modelo de Arrhenius, que simula largos períodos de tiempo mediante la
exposición del dispositivo a niveles predeterminados de calor para una
cantidad fija de tiempo.
El investigador calentó el dispositivo
de almacenamiento a 200 grados Celsius durante una hora y no encontró
ninguna degradación visible, lo que de acuerdo al modelo simula un
millón de años de uso. El dispositivo solo mostró algunos signos de
degradación cuando fue calentado a temperaturas mayores, de alrededor de
440 grados Celsius. Pero aún así, el tungsteno no sufrió daños y la
información aún podía ser leída.
Aunque el modelo matemático utilizado
para la prueba se limita a la exposición a altas temperaturas (y, como
el investigador admite, puede que no sea del todo exacto), de Vries dice
que si se puede encontrar un lugar que sea muy estable y seguro para
almacenar el dispositivo, tales como una instalación de almacenamiento
nuclear, el disco y los datos que contiene podría durar períodos de
tiempo extremadamente largos, del orden de millones de años.
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