Los combustibles limpios vienen en
muchas formas, pero el hierro o el aluminio como combustibles parecen
estar fuera de esta definición – a menos que les preguntemos a un equipo
de científicos dirigido por la Universidad de McGill, que ven un futuro
bajo en carbono gracias en parte a los metales. El equipo está
estudiando las características de combustión de polvos metálicos para
determinar si tales polvos podrían proporcionar una alternativa limpia
más viable a los combustibles fósiles que el hidrógeno, los
biocombustibles o las baterías eléctricas.
Los metales pueden parecer sustancias tan incombustibles como es
posible ser, pero cuando son molidos hasta formar un polvo
extremadamente fino como la harina o el azúcar en polvo, es una historia
diferente. El símil es singularmente apto porque los polvos metálicos
son similares a la harina o el azúcar no solo en el tamaño de la
partícula. Casi cualquier cosa molida hasta quedar como un polvo fino se
quemará o incluso puede explotar bajo las condiciones adecuadas.
Al transformar un metal u otra sustancia en un polvo tan fino aumenta
enormemente la relación entre el área superficial y el volumen de los
granos, por lo que se quema muy fácilmente. De hecho, estos polvos se
queman tan fácilmente que es la razón por la cual los molinos de harina
están tan bien ventilados. La menor chispa en el aire con polvo de
harina en un molino puede explotar como un almacen de municiones. Lo
mismo ocurre con el azúcar, metales, o incluso algunos tipos de roca.
Este hecho ya se emplea en una serie de áreas. El hierro o aluminio,
por ejemplo, pueden ser molidos y convertidos en colorantes para fuegos
artificiales, cohetes de combustible sólido lo suficientemente potentes
como para colocar una carga útil en órbita, o termita que puede arder lo
suficientemente caliente como para cortar carriles de acero. Lo que el
equipo de McGill espera conseguir es aprovechar este principio y
convertirlo en una fuente de poder práctico para el uso diario.
El equipo de McGill explica que los polvos de metal no son una fuente
primaria de energía, como el petróleo, sino un medio de almacenamiento
para fuentes de energía, como la nuclear o hidroeléctrica, que serían
utilizadas para refinar los metales en una forma pura, inflamable. Los
polvos metálicos se utilizarían para combustión externa o motores
términos, tales como máquinas de vapor.
Bajo condiciones de laboratorio, el equipo encontró que las llamas
producidas a partir de polvos metálicos eran bastante similares a las de
los combustibles de hidrocarburos y calcularon que las densidades de
energía y potencia de un motor diseñado para quemar polvo metálico
serían comparables a las de un motor de combustión interna convencional.
El truco es conseguir que los polvos se
quemen en una llama uniforme y constante. El equipo ha trazado un
posible diseño del quemador que funciona por medio de soplado de aire a
través de una corriente de polvo de metal. Estos se combinan y se
inyectan en una cámara de combustión. Una cámara ciclónica separa la
ceniza de metal resultante y la expulsa y gas nitrógeno limpio forma el
escape, mientras que el calor se utiliza para hacer funcionar el motor.
El equipo de McGill ve una serie de
ventajas en el uso de polvos metálicos como combustible. Tales polvos
serían fácilmente transportables sin la necesidad de tanques especiales o
enfriamiento criogénico. También son mucho menos voluminoso que el
hidrógeno, y tienen una mayor densidad de energía que las baterías. Dado
que se utilizarían como combustibles para motores térmicos, la
tecnología se puede escalar para ser lo suficientemente pequeña para ser
utilizada en vehículos o lo suficientemente grande como para hacer
funcionar plantas de energía.
Otra ventaja es que los polvos metálicos
son reciclables. Conforme se queman, los polvos metálicos crean óxidos
sólidos y estables, no tóxicos, que pueden ser recogidos, refinados de
nuevo para obtener los metales puros, y utilizados de nuevo con un
mínimo de dióxido de carbono u otras emisiones.
Si un motor de polvo metálico se
convierte en algo práctico, el equipo de McGill dice que el hierro será
el candidato más probable para ser usado como combustible. No sólo es
relativamente barato, sino que además los polvos de hierro ya se
fabrican en cantidades de millones de toneladas para las industrias
metalurgica, química y electrónica. La principal dificultad sería
asegurar que la refinación de hierro llegue a ser tan carbono neutral
como sea posible.
El equipo está trabajando actualmente en
la construcción de un prototipo de quemador que puede ser conectado a
un motor térmico, así como el desarrollo de procesos de reciclaje libres
de dióxido de carbono.
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