Actualmente, los pacientes que reciben
trasplantes de brazos o piernas deben tomar medicamentos
inmunosupresores por el resto de sus vidas, con el fin de evitar que las
partes donadas sean rechazadas por el organismo. Si pudiéramos hacer
crecer nuestros propios miembros de repuesto, como otros animales, esto
no sería necesario. Aunque los humanos ya poseemos las células
progenitoras necesarias para hacer crecer dichas partes, lo que ha
estado faltando es un método de montaje de estás células que les de la
forma de la extremidad deseada. Ahora, sin embargo, los científicos han
dado un paso hacia adelante para conseguir este objetivo – han retirado
las células de la extremidad anterior de una rata y las reemplazaron con
células vivas de otra rata, creando con esto una extremidad funcional
que el sistema inmunológico de la segunda rata no rechazará.
Dirigido por el Dr. Harald Ott, un
equipo en el Hospital General de Massachusetts comenzó perfusionando el
miembro donante con un detergente con un detergente que lo despojó de
todas sus células vivas. Después de retirar los restos celulares, lo
único que quedaba era la matriz extracelular no viviente vacía que antes
contenía las células.
Conforme esta tarea estaba en proceso,
las células progenitoras de la rata receptora estaban siendo cultivadas
en un cultivo para producir células musculares y vasculares.
Una vez que la extremidad fue despojada
de sus células originales, se colocó en un biorreactor lleno con una
solución de nutrientes y luego fue inyectada con las células cultivadas
en laboratorio – las células musculares entraron en las secciones de
vainas musculares individuales de la matriz, mientras que las células
vasculares entraron en la arteria principal. Después de cinco días de
estar en el reactor, se aplicó estimulación eléctrica para ayudar a los
músculos a crecer. Dos semanas más tarde, después de ser retirada del
reactor, se encontró que la extremidad tenía células musculares
funcionales en las fibras musculares y células vasculares vivas en las
paredes de los vasos sanguíneos.
Cuando los músculos se activaron usando
estimulación eléctrica, se encontró que tenían 80 por ciento de la
fuerza de los músculos de las extremidades anteriores de una rata recién
nacida. Además, cuando la extremidad fue trasplantada a la rata
receptora, sus vasos sanguíneos pronto se llenaron de sangre y se
convirtieron en parte del sistema circulatorio.
Ott y su equipo están ahora buscando
maneras de hacer crecer otros tejidos de las extremidades, como hueso,
cartílago y tejido conectivo. El recrecimiento de los nervios debe
suceder con suerte por su cuenta. “En el trasplante clínico de
extremidades, los nervios vuelven a crecer en el injerto, lo que permite
tanto el movimiento como la sensación, y hemos aprendido que este
proceso es guiado en gran medida por la matriz del nervio dentro del
injerto”, dijo Ott. “Esperamos en el futuro trabajar para demostrar que
lo mismo se aplicará a los injertos bioartificiales.”
La técnica descelularización utilizada
por los científicos de Massachusetts, por cierto, ha sido previamente
utilizada para crear corazones de ratones transplantables y riñones
transplantables de ratas. Sin embargo, esta es la primera vez que se ha
utilizado para algo más complejo que un órgano. Los científicos también
han descelularizado un antebrazo de babuino, lo que indica que el
procedimiento podría funcionar en primates.
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