Un grupo de investigadores en Japón ha
encontrado que el envejecimiento humano es capaz de ser retrasado o
incluso revertido, al menos en el nivel más básico de líneas celulares
humanas. En el proceso, los científicos de la Universidad de Tsukuba
también encontraron que la regulación de dos genes está relacionado con
la forma en que envejecemos.
Los nuevos hallazgos desafían una de las
teorías actuales más populares sobre el envejecimiento, que carga la
culpa de la degradación inevitable de los seres humanos en las
mutaciones que se acumulan en nuestro ADN mitocondrial con el tiempo. La
mitocondria es considerada a menudo como un “horno” celular que produce
energía a través de la respiración celular. El daño producido al ADN
mitocondrial resulta en cambios o mutaciones en la secuencia del ADN que
se acumulan y se asocian con signos familiares de envejecimiento como
la pérdida del cabello, la osteoporosis y, por supuesto, la reducción de
la esperanza de vida.
Así va la teoría, al menos. Pero los
investigadores de Tsukuba sugieren que algo más puede estar pasando
dentro de nuestras células. Su investigación indica que el problema
puede que no tenga nada que ver con el daño en el ADN mitocondrial, sino
más bien con el hecho de que los genes pueden llegar a activarse o
desactivarse con el paso del tiempo. Más intrigante aún, el equipo
dirigido por el profesor Jun-Ichi Hayashi fue capaz de cambiar los
interruptores en unos pocos genes y cambiarlos de nuevo a su posición
juvenil, invirtiendo con eficacia el proceso de envejecimiento.
Los investigadores llegaron a esta
conclusión comparando el nivel de la función de las mitocondrias en las
líneas celulares de fibroblastos de los niños menores de 12 años de edad
con el nivel de función en personas con edades entre 80 y 97 años. Como
se esperaba, las células más viejas habían reducido la respiración
celular, sin embargo estas células no mostraron más daño en el ADN que
el presentado por las células en los niños. Este descubrimiento llevó al
equipo a proponer que la función celular reducida está ligada a la
regulación epigenética, es decir cambios que alteran la estructura
física del ADN sin afectar la secuencia del ADN en sí, haciendo que los
genes se activen o desactiven. A diferencia de las mutaciones que dañan
esa secuencia, tal como se indica en la primera teoría sobre el
envejecimiento, los cambios epigenéticos posiblemente podrían revertirse
mediante la reprogramación genética de células para llevarlas a un
estado como el de las células madre embrionarias, lo que en teoría
retrasaría de nuevo el reloj del envejecimiento.
Para tener una idea más general, imagine
que una subida de poder golpea el sistema eléctrico de su hogar. Si no
se encuentra debidamente conectado y configurado, pueden llegar a
producirse daños irreversibles o incluso un incendio. Sin embargo, ahora
imagine otro hogar en el que se produce el mismo aumento de poder que
activa un interruptor en la caja de interruptores de circuitos de esta
casa. Simplemente con mover el interruptor de nuevo a la posición “on”
debe hacer que el sistema eléctrico funcione como nuevo. En esencia, el
equipo de Tsukuba propone que nuestro ADN puede que no termine dañado
con la edad como se pensaba, sino que simplemente requiere que alguien
acceda a su caja de interruptores genética para revertir el
envejecimiento.
Para probar la teoría, los
investigadores encontraron dos genes asociados con la función
mitocondrial y, esencialmente, diseñaron un experimento en que
procedieron a activarlos y desactivarlos. Al hacer esto, los científicos
fueron capaces de crear defectos o restaurar la respiración celular.
Estos dos genes regulan la producción de glicina en las
mitocondrias, y en uno de los hallazgos más prometedores, una línea
celular de 97 años de edad vio su respiración celular restaurada después
de la adición de glicina durante 10 días.
Ya sea que este proceso sea una fuente
de la juventud potencial para los seres humanos o solo para las líneas
celulares de fibroblastos humanos, todavía queda aún por verse, y aún se
requieren muchas más pruebas. Sin embargo, si la teoría se sostiene,
los suplementos de glicina podrían algún día convertirse en una poderosa
herramienta para la extensión de la vida.
Una investigación similar del Instituto
Salk también ha estudiado o otras maneras de retrasar o detener el
envejecimiento a nivel celular, mientras que otro equipo está
investigando una nueva clase de medicamentos llamados senolíticos, que podría ayudar a retrasar el envejecimiento.
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